Actualmente vivimos en una sociedad
que se preocupa mucho por su aspecto físico y su salud. Es por ello que se ha
puesto de moda el “running”. Estamos
rodeados de tiendas que venden ropa técnica para su práctica. Desde las
zapatillas de correr hasta el brazalete para el teléfono. Pues bien, si nos
preocupa tanto tener lo último en equipamiento para ponerse a correr también
deberíamos de cerciorarnos que nuestro cuerpo está capacitado para ello, ya que
en ocasiones no realizamos el deporte o la actividad física acorde a nuestras
posibilidades o capacidades.
Hay que tener presente que la práctica
de cualquier deporte o actividad física es susceptibles de provocar lesiones en
sus practicantes. Sin embargo, hay factores que pueden modificar el riesgo o la
probabilidad de que su practicante se lesione. Estos factores son las
características de los sujetos (sexo, edad), comportamientos, habilidades, uso
del equipo de protección, posición de juego y estrategias de juego. También
pueden deberse a las características del deporte o el juego, como el nivel de
competición, la superficie de juego o la climatología (Meeuwisse, 1994). Por lo tanto, los posibles factores de
riesgo se agrupan en características del deportista, del deporte y del medio
ambiente (Hopkins, Marshall, Quarrie
& Hume, 2007)
El conocimiento de los factores de
riesgo en cualquier tipo de actividad deportiva es muy importante porque
responde a la cuestión del deportista, o el entrenador sobre sus posibilidades
de lesionarse (Hopkins et al., 2007). De este modo, si se conocen los mecanismos de
lesión y los riesgos que asume el practicante se podría
hacer una prevención más eficaz y evitar lesiones futuras o minimizar las que
puedan aparecer.
Así en la bibliografía podemos
encontrar multitud de estudios que analizan la estructura corporal o
biomecánica y ver qué característica antropométrica puede estar relacionada con
la aparición de lesiones. En esta línea investigadores del Grupo GIES-10 han
analizado determinadas características antropométricas en deportistas de gimnasia
aeróbica encontrando que en este deporte aquellos practicantes con un ángulo-Q
(es el ángulo que se forma entre la línea que va desde la espina ilíaca
anterosuperior al centro de la rótula y la línea que pasa por el centro de la
rótula hasta la tuberosidad anterior de la tibia) aumentado tenían más riesgo
de padecer lesiones.
Partiendo
de esta idea si en el deporte es útil conocer las variables antropométricas qué
determinen una mayor de probabilidad de lesión también lo será en el resto de
población que practique alguna actividad física con regularidad. Por lo tanto, si
queréis correr, poneros en mano de profesionales de la salud que os puedan
ayudar a prevenir futuras lesiones. Así, podréis con toda seguridad disfrutar
de vuestras aficiones y A CORRER!!!!.
Rocío Abalo Núñez
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